Para los pocos que no lo sepan, el humo de segunda mano (o tabaquismo pasivo) es todo el humo que no es absorbido por el fumador. Puede ser el humo que exhala o el que se desprende cuando el cigarrillo está encendido. El humo que sale directamente del cigarrillo es mucho más peligroso, pero ambos pueden perjudicarle a usted y a sus mascotas.
El humo de tercera mano es menos conocido. Es el residuo de humo que queda en la ropa, alfombras y cualquier tejido alrededor del que se fume. Es menos peligroso que el humo de 2ª mano, ya que queda atrapado en la tela, pero si sigue siendo un riesgo.
Entonces, ¿cómo le perjudica el humo de segunda mano a usted como no fumador? De la misma manera que perjudica a un fumador, con las 5000 sustancias químicas que contiene cada cigarrillo (1). 70 de ellas son carcinógenos conocidos (sustancias químicas que provocan cáncer), pero incluso las demás, que no provocan cáncer, pueden perjudicarle.
Algunas de estas sustancias químicas son: Arsénico, Cianuro y Formaldehído, por nombrar sólo algunos. (2)
El humo de segunda y tercera mano es quizá la forma más insidiosa en que los cigarrillos pueden dañar a las personas, ya que a veces ni siquiera se nota. Después de todo, casi el 85% del humo del tabaco es invisible.
Quizá lo peor es que el humo de 2ª mano afecta a personas que nunca han fumado, por lo que contraen los mismos problemas de salud sin haber fumado un solo cigarrillo.
Y cada año mueren miles de personas como consecuencia directa del humo de 2ª y 3ª mano.
Cancer Research afirma que sólo por estar regularmente cerca de un fumador, los no fumadores tienen un 25% más de probabilidades de contraer cáncer. Y eso sin contar otras enfermedades relacionadas con el tabaco, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y la EPOC.
Sin embargo, el humo de segunda mano es el que más afecta a los niños, con 165.000 nuevos casos al año en el Reino Unido relacionados con el tabaquismo pasivo. (3)
La razón por la que los niños se ven mucho más afectados es doble: 1) los niños son más pequeños, por lo que la misma cantidad de humo representa un porcentaje mucho mayor de su consumo de oxígeno, y 2) no pueden alejarse del humo (por ejemplo, saliendo de casa o no fumando en el coche si sus padres fuman).
Estas razones también pueden aplicarse a los animales.